jueves, 19 de febrero de 2009
CIUDADES LEGENDARIAS. EL DORADO Y EL MITO DE GUATAVITA
Queridos amigos. En este mundo tan convulso y bancario que nos ha tocado vivir. En este tiempo de miedos impuestos e inveterados caraduras que tratan de esclavizarnos y hacernos borregos para enriquecerse a nuestra costa, es necesario, al menos por unos momentos hacer un viaje, aunque sea virtual a otras civilizaciones sean legendarias o no. En un mundo tan globalizado en el que poco a poco se va perdiendo la identidad de los pueblos y desgraciadamente la personalidad del individuo como tal es necesario evadirse. Hoy os propongo viajar a la mítica El Dorado. Mis antepasados españoles buscaron esa legendaria ciudad y muchos murieron en el intento de encontrar su dorado tesoro. Se hablaba de que las calles en lugar de pavimento tenían losas de oro, que las barandillas eran de oro y abundaba tanto que hasta se despreciaba y no tenía valor. La leyenda comenzó a mediados del siglo XVI cuando en la zona andina de Colombia el conquistador español, Jimenez de Quesada halló una población indigena llamados los muiscas en el altiplano Cundiboyadense. Ese hallazgo fue trasmitiéndose boca oido y llegó hasta Ecuador en donde los soldados al mando del conquistador Sebastián de Belalcazar se supone que agrandaron la historia y de ahí salió la leyenda de que había un indio rey dorado. La narración original se encuentra en la crónica, El Carnero, de Juan Rodríguez Freyle. Según Freyle, el cacique sacerdote de los muiscas era ritualmente cubierto en polvo de oro en el festival religioso de Guatavita, cerca del sitio donde hoy está Bogotá. En 1636 Juan Rodríguez Freyle escribió una versión, dirigida a su amigo Don Juan, el cacique o gobernante de Guatavita: «...En aquella laguna de Guatavita se hacía una gran balsa de juncos, y aderezábanla lo más vistoso que podían… A este tiempo estaba toda la laguna coronada de indios y encendida por toda la circunferencia, los indios e indias todos coronados de oro, plumas y chagualas… Desnudaban al heredero (...) y lo untaban con una liga pegajosa, y rociaban todo con oro en polvo, de manera que iba todo cubierto de ese metal. Metíanlo en la balsa, en la cual iba parado, y a los pies le ponían un gran montón de oro y esmeraldas para que ofreciese a su dios. Entraban con él en la barca cuatro caciques, los más principales, aderezados de plumería, coronas, brazaletes, chagualas y orejeras de oro, y también desnudos… Hacía el indio dorado su ofrecimiento echando todo el oro y esmeraldas que llevaba a los pies en medio de la laguna, seguíanse luego los demás caciques que le acompañaban. Concluida la ceremonia batían las banderas... Y partiendo la balsa a la tierra comenzaban la grita... Con corros de bailes y danzas a su modo. Con la cual ceremonia quedaba reconocido el nuevo electo por señor y príncipe». En busca de este reino legendario, Francisco de Orellana y Gonzalo Pizarro partieron de Lima en 1541 hacia el Amazonas en una de las más fatídicas y famosas expediciones para encontrar El Dorado. Hay otra leyenda acerca del Dorado que cuenta que en la época de Tahuantinsuyo, cuando los incas se enteraron que Atahualpa había muerto, decidieron esconder todo el oro de la ciudad. La leyenda no dice exactamente dónde se escondió el oro, pero muchas personas piensan que el oro se escondió en el fondo del lago Titicaca, del cual nunca se podrá extraer. El Dorado ha quedado en la imaginería popular como sinónimo de algo inalcanzable, de algo mítico y utópico imposible de conseguir. OSQUIEROATODOS BLOGALAXIA TAGS dorado ciudades imaginarias osquieroatodos amor est vitae essentia viaje online dream love Etiquetas: el dorado ciudades imaginarias osquieroatodos amor est vitae essentia viaje online dream love |