lunes, 1 de marzo de 2010
EN LA TRINCHERA - TRENCH
(...) NI SI QUIERA TUVO TIEMPO DE DESPEDIRSE. Era un chaval moreno, alto y alegre, de esos que intentan olvidarse del miedo contando chistes y haciendo bromas. Su segundo día trepó por la escalera de la trinchera y, apenas asomó la cabeza, su sien estalló salpicando de sangre y sesos a todo el pelotón. Aún llegan cartas, las remite una tal Laura. Si no fuera por ellas ya ni le recordaríamos. Por ahí están, metidas en un casco agujereado, nuestro particular relicario. Preferimos no pensar porque mañana podríamos ser nosotros. Así que, cuando alguien muere, brindamos por él y desterramos su recuerdo. Esas cartas duelen como alambre de espino clavado en las carnes. Recuerda, si te dejo de escribir, no insistas, el casco ya está lleno. Un beso, A. MICRORRELATO DEL BLOG DE "DEPRISA" Etiquetas: guerra, olvido, sinsentido, trench, trinchera |